Las declaraciones de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega en las que decía “El gobierno (español) rechaza la violencia, el racismo y la xenofobia y, por tanto, no puede compartir lo que está sucediendo en Italia” han provocado malestar en el sentir del país italiano que ha pedido al gobierno español que les dé explicaciones y se disculpe.
El presidente Rodríguez Zapatero ha salido al paso del malestar en el orgullo italiano explicando que se trata de un mal entendido.
Al parecer la diplomacia entre países es más importante que el hecho de denunciar que las deportaciones de personas indocumentadas debe de hacerse de forma legal y con buen trato a los inmigrantes pues el ser inmigrante no es ningún delito y no quemando los campamentos con las pocas pertenencias de dichos inmigrantes por parte de los ciudadanos y bajo la mirada impasible de las fuerzas de seguridad del estado italiano.
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