El gobierno Italiano del presidente Silvio Berlusconi aprueba una ley racista que penaliza a los inmigrantes con penas de hasta 4 años de cárcel por el simple hecho de no tener permiso de residencia. Fue también aprobado un decreto ley que tendrá aplicación inmediata, en el que se agravan los delitos si estos son cometidos por inmigrantes sin permiso de residencia.
La iglesia católica está en contra de las medidas adoptadas por el gobierno Italiano y cree que no se debe culpar a los inmigrantes de todo.
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